fbpx
Saltar al contenido

Pues si, yo he estado en esa situación. Y empiezo contándote la conclusión:

NO HAY EDAD PARA EMPEZAR A ESTUDIAR.

Cualquier momento es bueno para retomar tus estudios o iniciarlos desde cero. No es verdad que con la edad se pierda capacidad de estudiar. No es verdad que cueste más. Como mucho, podemos hacer la comparación entre la mente y un músculo: Se puede ejercitar. ¡Pero si está de moda entrenarse para correr sin haber hecho ejercicio nunca! Pues con los estudios es igual. Pero si tienes herramientas para entrenarte, todo es mucho más fácil. Puedes ir directamente a ver los detalles de mi curso de Técnicas de estudio en el menú superior, o puedes quedarte conmigo y te cuento…
 

Mi historia no es mejor ni peor que otras; no es ni más bonita ni más triste que otras, es mi historia y creo que puede ayudar a muchas personas para entender lo que llevan dentro.

Siempre he creído que yo no servía para estudiar. Y no haber intentado enfrentarme a una carrera universitaria ha sido la espinita clavada toda mi vida. Desde pequeña me fueron convenciendo de que no servía para estudiar, cosa que luego me han repetido en distintos momentos a lo largo de mi vida. Y la realidad es que en el colegio no tenía buenos resultados, pero nadie se paró a analizar si mis reacciones y mis emociones tenían algún tipo de explicación, ni siquiera si había algún problema detrás o si había algo más que no me dejaba avanzar. Hoy puedo reconocer sin pudor pero con pena que mi vida familiar no era ningún camino de rosas. Era por aquellos entonces la conclusión siempre era que simplemente no servía para estudiar.

Y así fue, a poco que pude terminar la enseñanza obligatoria ya estaba trabajando. Y es verdad que en ese mundo realmente siempre me ha ido muy bien. Todas las tareas que me han puesto por delante en los distintos trabajos que he desempeñado creo que las he resuelto satisfactoriamente y siempre acababan dándome más confianza y más responsabilidad. Mi vida laboral de más de 20 años está llena de satisfacciones. Pero esa no es la historia en la que me quiero enfocar. Porque la realidad era que seguía estando convencida que para estudiar y para otras cosas simplemente no servía. Y seguía teniendo el mismo complejo de inferioridad que aquella niña de 5 años.

La vida sigue. La crisis del 2008 me deja en paro el mismo año que me caso, y durante unos años me dedico en cuerpo y alma a mis 2 maravillosos hijos. Pero cuando ya empiezan a no necesitarme 24 horas al día, y empiezo a replantearme reciclarme a nivel profesional aparece de nuevo la respuesta que siempre me daba: Me gustaría aprender cosas nuevas, pero yo no sirvo para estudiar. Pero todo empezó a cambiar al entrar en mi vida ciertas personas que me llevaron a conocer una serie de conceptos y herramientas, que impactaron en mí y me generaron tanto interés y curiosidad que me hicieron buscar más respuestas. Sin darme cuenta me había aventurado a presentarme al acceso a la universidad para mayores de 25 años. ¡Que locura! Ese primer año de vuelta a los estudios fue un auténtico calvario pero con mucho esfuerzo y dedicación conseguí aprobar. A la antigua usanza, sentándome y estudiando, simplemente. Mucho esfuerzo.

No lo pensé y me matriculé en el primer curso de Educación Social, que se había convertido en mi carrera objetivo, pero esa es una larga historia. Cuando empecé a ver los libros y la materia me di cuenta que el año anterior sólo había sido un calentamiento y aquí empezaba la maratón. Tras invertir muuuucho tiempo y sufrir mucho me empecé a preguntar cómo podía mejorar mis forma de estudiar, porque simplemente a base de horas se me iba a hacer la carrera muy larga. Y así empecé a leer mucho sobre técnicas de estudios, métodos varios de memorización, lectura rápida y acabé invirtiendo un dinero que era demasiado para mi en cursos de todo tipo. Con toda esa ayuda fui mejorando mis propios métodos y fui  aprobando asignaturas una tras otra con algo más de soltura, pero a base de mucho dinero. Pero finalmente saco termino los 4 cursos de la carrera en poco más de 4 años.

¿No habíamos quedado en que aquella chica no servía para estudiar? De repente me encuentro en mis manos con un título universitario de Educadora Social, y con una profunda formación en técnicas de estudios, además de otro sinfín de cursos enriquecedores. Aprovecho los primeros meses tras mi titulación para empezar a ayudar a compañer@s de la carrera a terminar con las últimas asignaturas: había decidido que todo ese esfuerzo y dinero en técnicas de estudios no podía simplemente finalizar al mismo tiempo que mi carrera y tenía que servir a más gente. Pero también vi que podía sacarle mucho jugo a las algunas de las herramientas que había aprendido, sencillas de entender y aplicar, y que con poco tiempo se podían sacar mucho resultado en los estudios. Y la verdad es que fue un éxito entre todos aquellos que tuve el privilegio de ayudar.

 Poco después se me presenta la oportunidad de poner todos esos conocimientos en un programa de ayuda a adolescentes en una entidad pública. Había nacido el programa Cristina tu impulso. Tras 6 meses de aplicación el programa no sólo cosecha un éxito y reconocimiento inesperado por propios y ajenos sino que me demuestra a mí misma el potencial que tiene la combinación de aptitudes que había ido acaparando durante todos esos años.

Una de mis mayores satisfacciones en la actualidad es encontrar el reconocimiento de varias de esas personas que tenían dudas de mi capacidad para estudiar y de llevarlo mucho más lejos que la simple obtención de un título.

Ahora puedo echar la vista atrás y ver que gracias a todas las herramientas que he ido incorporando a mi mochila he podido ir entendiendo cuál era mi propia historia, y qué es lo que tenía que empezar a cambiar de ella. Y quiero aprovechar mi experiencia personal para ponerla al servicio de mis estudios para que sirva de ejemplo y primera referencia real a todas las personas que alguna vez se han preguntado lo mismo que yo. ¿Y tú? ¿Alguna vez te has dicho a ti mismo “yo no sirvo para esto”?

Todos pasamos en mayor o menor medida por las mismas dudas, los mismos procesos, caemos en los mismos tópicos, sufrimos nuestros mismos prejuicios y tenemos unas u otras creencias que nos han sido sembradas y repetidas durante muchos años. Y al final eso es lo que terminamos creyendo porque se ha instalado como verdad absoluta en nuestro interior mientras nos dedicábamos simplemente a ir viviendo nuestra vida. 

No lo dudes, si estás estudiando y necesitas formas de hacerlo en menos tiempo, o se hace cada día más pesado, o simplemente si te gustaría empezar a estudiar y no lo ves claro, hay herramientas que te pueden ayudar mucho a convertir los estudios en algo mucho más ameno, sin tediosas repeticiones de memoria, y que te llevará a conseguir tu objetivo en bastante menos tiempo que con la básica lectura para memorizar.

En el menú de arriba puedes ver más detalle sobre los cursos que imparto. No dudes en escribirme por correo o por whatsapp si quieres más detalles. Pero te advierto que una vez que te los cuente no podrás evitar apuntarte, jeje… Te espero.

Cristina López